Una de las funciones del arte ha sido construir imágenes, modelos ideales de mundo. Los entornos sintéticos anhelan reproducir las pautas de comportamiento del mundo real. En esta danza en vídeo, estructurada en cinco actos, Rosa Sánchez presenta las paradojas anímicas de una mujer inscrita en su ciber-realidad. Mediante un limpio recorte, la bailarina se integra en un espacio pulcro que gravita entre el laboratorio y la caja blanca del arte hacia el, aún por definir, espacio virtual.
Comienza con la bailarina en reposo junto a una planta en un espacio y tiempo neutros con alfombra mosaico de la misma imagen desde otro punto de vista. Las evoluciones del vegetal, junto los píxeles volumétricos de la imagen fluyen por el entorno como ciber paisajes. Inscrita en esta realidad paralela, tambaleando, se tumba en un diván de playa. Sus conmociones sensibles corresponden a una desidia que no distingue realidades. Suspiros, ella se adapta a la estructura de descanso, permutando posturas hasta reposar yacente. Sus manos se activan, tiemblan. Al compás de voces y chasquidos efectúa actos automáticos con los ojos cerrados, convulsiones epilépticas en la pesadilla golpeando las púas blandas del sillón (que sufren digitalmente). Ahora ella y el sofá están en el fondo del mar digital, ¿un sueño dentro del sueño, otro nivel de dificultad? A través de estos movimientos rituales, ligados a los anhelos utópicos de felicidad y sus desidias, modula determinados modos de ser, hacer y pensar. Moviéndose fetalmente en el fondo las olas como nubes se reflejan en la piel mientras su cabello danza como una medusa. Ante un coro de suspiros y jadeos, en el mundo blanco, aparece el avatar sintético de la bailarina. Una figura virtual que danza dimensionando el espacio, imitando y aprendiendo de su original. Hasta que ella desaparece dejando cuatro réplicas que danza paralela aunque desincronizadamente. Impulsos contradictorios de coexistencia que derivan de una fuente común y manteniéndose interdependientes. El ensueño de la vida digital prosigue sin su modelo humano, reduplicándose sin fin.
La duplicación del cuerpo, clonación y otros mimetismos desde siempre han sido un recurso para vencer la mortalidad. El arte se consolidó históricamente bajo esa finalidad. Hoy en día la emulación de la vida se realiza en el mundo binario, aunque ahora el cuerpo en movimiento sea duplicado cartesianamente o por el metódico inventario del contable, como en Ambi><valence. Mecánica labor paralela a la del arte, que en lugar de usar la intuición y capacidad particular del intérprete se racionaliza cartográficamente. Este vídeo apunta el momento en el que ambos métodos se cohesionen en la génesis del anticanon virtual.
Dirección: Rosa Sánchez
Guión: Rosa Sánchez
Música: Alain Baumann
Coreografía e interpretación: Constanza Brncic
Cámara: Joan Babiloni, Adolf Alcañiz y Alain Baumann
Edición: Adolf Alcaiz
Modelados y animación 3D: Juan Carlos Olmos
Colaboración: Institut Universitari de l’Audiovisual (UPF), Hangar y Metronomlab